miércoles, 10 de diciembre de 2008

Nuestra Constitución Nacional establece a lo largo de su Artículo 14 que Todos los habitantes de la Nación gozarán del derecho a publicar sus ideas por la prensa sin censura previa, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, pero qué nos dice respecto de esto la historia Argentina.
Entre 1930 y 1983 la Argentina ha vivido un largo período marcado fundamentalmente por seis golpes de Estado en simultáneo con pequeños períodos de democracias débiles. Esos golpes fueron llevados a cabo por las Fuerzas Armadas, en varias ocasiones, con apoyo de civiles. Así fue como se impusieron gobiernos de facto interrumpiendo la vida constitucional del país con el mero precepto de “garantizar el orden”.
Secuestros, tortura, tráfico de bebés, exilio, violencia, muerte y corrupción. En esos términos lo definen sus sobrevivientes, aquellos que permanecieron en silencio o fingieron estar de acuerdo con los que gozaban del poder. Lo cierto es que todo aquel que se opusiera al modo de pensar y obrar sostenido en aquella época corría el riesgo de ser fusilado y a posterior figurar en una de las tantas listas de desaparecidos. Rodolfo Walsh era uno de ellos.
Periodista, traductor, comunicador, militante, revolucionario, emblemático y comprometido; así es como lo conocí a Walsh. Escritor de cuentos y novelas, y de obras como Operación Masacre y Quién mató a Rosendo en las cuales revela su espíritu de investigador y su gusto por el género policial.
Walsh fue escritor toda su vida o, mejor dicho, su vida era la escritura. Prueba de ello son la convicción y la valentía con la que se ha desenvuelto en sus últimos días escribiendo la Carta Abierta a la Junta Militar en la cual denuncia las acciones ilícitas que ha llevado a cabo el gobierno en cuestión, realizando una crítica directa respecto del proceso del que estaba participando. Walsh fue y es ejemplo a seguir. Un intelectual que ha sabido hacer empleo de su palabra por una buena causa y que clandestino o no, sentenciado o no, ha sabido defender su postura y ha sabido sobre todo hacerse escuchar.
“(…) Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles (…)”